miércoles, 13 de octubre de 2021

Mi tormenta

“Los cielos con tormentas 
que se olvidan de llover”.
Santiago Moreno Charpentier.



Cuando creo que ya nada. La tormenta. El agua, la luz, la fuerza. Ese aire. La misma energía del mundo todo. Permitiéndome respirar y sentirme como en el mar. Algo más lejos. 

Pero es la misma fuerza.

La misma lluvia.

Otro amor.

El que empieza por mi.

La fuerza, el rayo, el viento. 

La fuerza. Más que nunca, la fuerza.

miércoles, 14 de julio de 2021

Las mantenidas sin Padre

                                                   A veces un sorbo de sol tibio la separa de la niebla. Y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos, desesperada y heroica, consigue traer de nuevo a sus padres, juntar nombres con rostros y revivir un Domingo hecho del tiempo en el que su amor está siempre vivo. en el que siempre hay risa, en el que siempre hay baile y en el que siempre es feliz como era”.
La Niebla. Agarrate Catalina. 



Supongo que hablar (escribir) de la muerte que tanto se empecina en recordarnos su existencia es mi única forma de conjurarla. Había apenas aceptado en mi cabeza que ya hacía un año de la muerte de la doctora Mir. Y de ahí en adelante la sucesión es tétrica, me vuelve una observadora que siente que nada puede hacer o hace poco. 

Se murió Sol y desde ese día no pude volver acá a escribir nada sencillamente porque no me salía. Pero después de Sol se murió la madre de una amiga y el padre de otra. Y en ese ínterin fatal me pasó algo que no pensé jamás sentir siquiera.

"Es la primera vez en que me hubiese gustado escribir para la mierda", le dije a mi amiga San por teléfono y le mandé la captura de un chat donde una vecina contestó a mi saludo al enterarme de la muerte de su papá diciéndome que "recibí ese llamado, a la madrugada, ese llamado que nunca querríamos oír. Sonó el teléfono y eso que escribiste fue lo que me vino a la mente". 

En todo eso, recalibré unas líneas que hacía mucho había empezado y que logré cerrar a modo de ofrenda para mis amigas, recientemente incorporadas a eso que llaman orfandad.

"Las mantenidas sin padre"

*Para Lis y Negrita y para todas nosotras.

Hace tiempo ya, parafraseando ese tema y cambiando la palabra sueño por padre; empecé a escribir sobre nosotras. Ese raro ejemplar de hijas únicas de madres viudas en una sociedad que insiste con imponernos el formato Campanelli. 

Estamos solas. Porque indefectiblemente somos en un momento madres de nuestra madre. Porque ya nos tocó parir la muerte de nuestro padre. Porque tenemos ya el espinazo roto desde el golpazo de la orfandad desde hace un tiempo. 

Pero también sabemos que en ese golpe, en esa cicatriz, en ese agujero; está la puta fuerza que nos sostendrá por siempre. Porque si y porque no nos queda otra más que ser fuertes y poder con todo. 

Porque somos varias y de a poco nos cruzamos y nos vamos ayudando a mantenernos sin padre ni madre y a veces hasta sin sueños pero con una fiereza que hasta hace pasar de largo a la mismísima muerte. 



sábado, 15 de mayo de 2021

Chau, Solcito (in memoriam de Sol Casella)


"Supongo que habrá una ciudad entera y me sirve de consuelo si me esperas allá".

Los Chicos. Calamaro.


Habíamos hablado hace dos meses como mucho. Siempre te decía que eras lo mejor que me había pasado en lo que fue mi cierre de etapa como periodista. Verano del 2015. Yo presentaba un libro en un congreso y vos eras una alumna entre otras que escuchaba. Cuando terminé te acercaste con un grupo y me mostraste un papel con nombres de autores que yo había mencionado para que te diera referencias.

La charla fue más o menos así: -¿Quienes son Polosecki y Kapuscinski?  

-¿En qué año de la carrera estás?

-Casi en tercero. 

-Si todavía no te hablaron de ellos te están robando la plata. Cambiate de facultad.


Eso te dije y te pasé mi teléfono. Cuando me escribas decime “soy Sol, la de Géminis, de la UP”. Y eso hiciste. Me alegró verte tan chiquita y con tantas ganas, con esa voracidad que se necesita para los oficios que amamos y que es cada vez más infrecuente. 

Desde ese encuentro, siempre seguimos hablando. Te cambiaste de facultad y se notó porque tu enfoque de la realidad giró exponencialmente. Recuerdo cuando me preguntaste si tomar o no una pasantía en Egipto. Te dije que sí. Pero me daba terror que te pasara algo en épocas de (más) convulsión armada en el mundo árabe. 

Volviste sana y salva y te metiste en dónde fuera. Acumulá horas de experiencia, te decía yo y vos me cargabas diciéndome que no era que me estaba poniendo grande sino que había vivido mucho en poco tiempo. 

Nos reíamos de nuestros nombres. Clarisa y Sol parecen un pre designio de tener que encontrar cosas y sacarlas a la luz. Hablamos de eso cuando mandaste al frente a un político del lugar donde vivías y yo te dije: "Nena, por favor cuidate". 

Amabas escribir. Íbamos a hacer un taller en unos meses. Tu historia fue contar historias. Fue. Porque ayer tus pulmones colapsaron en una clínica de Buenos Aires. 

Te habías recuperado del Covid pero los resabios te jugaron la peor pasada y te reingresaron con neumonía bilateral. Eso me dijeron algunas de tus compañeras cuando leía aún sin creerla, la noticia donde tu muerte era; justamente la noticia. 

Un grito sordo me salió desde el centro del cuerpo y se me atragantaron las lágrimas en ese lugar donde duele lo que de verdad duele. Estuve casi una hora petrificada esperando que algo o alguien me diga "Sol está viva". Pero no.

Los pésames y el recuerdo de lo enorme que fuiste con apenas 24 años se acumulaban en las redes. Desde la facultad hasta las corresponsalías y medios en los que escribiste. Me salió una sonrisa cuando desde una agencia internacional te despedían como una cronista que buscaba las historias y no ser "el tema de tapa". 

Escribo esto mientras pienso que en unos días iba a mandarte un mensaje diciéndote feliz cumpleaños, felices 25. Escucho lo que jamás imaginé serían tus últimos audios. Algo de vos está en esas palabras. Algo de tu aire, ese que te esquivó ayer cuando la línea del aparato que te mide los signos vitales fue irreversiblemente plana, sigue ahí para siempre. Algo de vos sigue en tus notas que guardé una por una en una carpeta por si acaso  la inestabilidad de la web. Cantar es disparar contra el olvido, aseguran. Escribir es mi forma de cantar y recordarte.

Ya no voy a poder tomarme un cafecito con vos como habíamos planeado. Pienso que cuando pase esto y pueda viajar voy a ver tu foto en un mármol en algún cementerio del conurbano. Y voy a decirte lo más cerca que pueda, "Chau Solcito".

Si hay un lugar donde van los que se van, que sea lindo. Que te deje seguir, como siempre, brillando. Si te lo cruzas a Polo en alguna nube, sentate con él, ahí que ya no hay tiempo. Ahí donde la eternidad es tu nueva y gran próxima historia. 






lunes, 19 de abril de 2021

18 de abril, 3.33 am

Foto del último cumpleaños que festejé con papá

Fue un día como hoy, solo que tenía 11 años. El ring del teléfono, aún de Entel.  Ver el reloj. 3.33 am

Mami llorando en el baño diciendo solamente como letanía “Se murió”

Yo entendiendo que ahí se terminaba mi infancia

Que como dice la murga: “Una lucidez con vida de mariposa de dos segundos, desesperada y heroica, consigue traer de nuevo a sus  padres juntar nombres con rostros y revivir un domingo hecho del tiempo en el que su amor está siempre vivo en el que siempre hay risa en el que siempre hay baile y donde siempre es feliz como era”.

Yo entendiendo ahora, que sos un tano colgado y que a veces tengo que gritarte pero que estás 

Que seguís estando como hace unos días cuando me animé de nuevo a nadar. Nadar Sola

Que me duraste poco, si

Pero que sos y serás el mejor papá del mundo

El que eligió tenerme por más que “ya era grande”

El que me enseñó de dignidad, valor y fuerza y de no dejar ganar a ningún hdp

Ojalá siempre sea

Digna de ser una Ercolano

Una mezcla de humanidad con dioses que resiste hasta los volcanes

Te amo

Te extraño

Te llevo en mi con esa entereza que me costó pero que logré.             

Tesoro de mi alma. Sangre de mi sangre.

sábado, 3 de abril de 2021

Un año sin vos, dra Mir


Mir. No quería que llegue este día en que me iba a acordar, más que en otros, de que al menos acá, de éste lado del mundo, ya no estás.

Como si fuese un delirio destinológico... El Sábado Santo tu cuerpo reposa pero el domingo ¿resucitarás? Tan atea y devota de San Expedito como yo tan atea y tan devota de San Benito.

En estos días vi una nota sobre los "escuchaderos" que pondrán en Colombia y recordé la tuya sobre que mi profesión futura sería la de una persona que seguiría escuchando a la gente, solo que de manera arancelada. Leo ahora como "novedades" los filósofos de los que me hablabas hace tiempo y sigo navegando en los sites que conocí por vos y haciendo los cursos que me recomendaste. 

Me hubiese encantado contarte Mir, que me gané una beca del Bid para uno de ellos. O que se descubrió que las lámparas de sal que tanto nos gustaban son como el mar, una mini colección de iones amontonaditos que cambian las energías. Y compartir con vos el video de los héroes de los Andes, que tanto admirabas; al igual que yo. Me acuerdo de tu nota de curadora en un mundo de insanos, ahora que armo talleres para internos.

De algún modo sos la muerta que no deja de nacer. Hace poco necesitaba una cita sobre Freud y la muerte y aún ahí estaba en tu muro; donde me etiquetaste hace un par de años.

Oigo tus últimos audios. Algo de vos vive ahí. Quería y quiero volver a abrazarte

Me pregunto si viste a tu viejo allá arriba y si por casualidad te cruzaste al mío. Me pregunto si hay un cielo de gatitos donde Gandhi y Ram están haciendo de las suyas.

Y me pregunto si escribir me salvará también de este duelo que no quería que no esperaba y que aún no quiero que pase. Y si, al menos un rapto, unas líneas; me salva. 

Y me hace mirar al cielo y decirte una vez más una de las frases que más te gustaban y que más nos gustan a nosotras las geminianas: "Tenías razón, Mir. Querida dra Mir. Escribir, salva". "Un rato, instantes, pero salva".