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sábado, 21 de enero de 2023

Tormentas

 “De eso se trata esta tormenta”. 

Kafka en la orilla. Haruki Murakami.





Una de las pocas cosas que hago con regularidad desde que la pandemia y algunas malas elecciones me encerraron en esta aldea, es sacar fotos. Fotos de tormentas.
Capturar ese rayo. Ese momento y no otro donde el aire huele a agua.

Pensaba que hace unos años logre dejar de temerle al agua. Al mar y a nadar mas precisamente
Y ahora ese miedo atávico, que viene del recuerdo de cuando mi abuela siendo muy chica vio como una tormenta volaba una parte del techo en el campo mientras ella solo podía aferrarse a las faldas de su madre, no solo que ya no existe.
Ese miedo se reconvirtió en algo prodigioso y bello. En algo que me entretiene y me da constancia (casi un milagro al menos para mi).

Entonces me acuerdo de vos Mir. Y de tu frase de la tormenta. Y si bien se que eso no corrige el pasado si se que escribe un mejorado presente y un futuro como quiero que sea. 

Y sonrío porque no se cómo pero seguís siendo “mi amiga grande”, esa que me daba pocos y buenos consejos, esa que extraño y que quiero creer juega haciendo zigzag entre los rayos.  


miércoles, 14 de julio de 2021

Las mantenidas sin Padre

                                                   A veces un sorbo de sol tibio la separa de la niebla. Y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos, desesperada y heroica, consigue traer de nuevo a sus padres, juntar nombres con rostros y revivir un Domingo hecho del tiempo en el que su amor está siempre vivo. en el que siempre hay risa, en el que siempre hay baile y en el que siempre es feliz como era”.
La Niebla. Agarrate Catalina. 



Supongo que hablar (escribir) de la muerte que tanto se empecina en recordarnos su existencia es mi única forma de conjurarla. Había apenas aceptado en mi cabeza que ya hacía un año de la muerte de la doctora Mir. Y de ahí en adelante la sucesión es tétrica, me vuelve una observadora que siente que nada puede hacer o hace poco. 

Se murió Sol y desde ese día no pude volver acá a escribir nada sencillamente porque no me salía. Pero después de Sol se murió la madre de una amiga y el padre de otra. Y en ese ínterin fatal me pasó algo que no pensé jamás sentir siquiera.

"Es la primera vez en que me hubiese gustado escribir para la mierda", le dije a mi amiga San por teléfono y le mandé la captura de un chat donde una vecina contestó a mi saludo al enterarme de la muerte de su papá diciéndome que "recibí ese llamado, a la madrugada, ese llamado que nunca querríamos oír. Sonó el teléfono y eso que escribiste fue lo que me vino a la mente". 

En todo eso, recalibré unas líneas que hacía mucho había empezado y que logré cerrar a modo de ofrenda para mis amigas, recientemente incorporadas a eso que llaman orfandad.

"Las mantenidas sin padre"

*Para Lis y Negrita y para todas nosotras.

Hace tiempo ya, parafraseando ese tema y cambiando la palabra sueño por padre; empecé a escribir sobre nosotras. Ese raro ejemplar de hijas únicas de madres viudas en una sociedad que insiste con imponernos el formato Campanelli. 

Estamos solas. Porque indefectiblemente somos en un momento madres de nuestra madre. Porque ya nos tocó parir la muerte de nuestro padre. Porque tenemos ya el espinazo roto desde el golpazo de la orfandad desde hace un tiempo. 

Pero también sabemos que en ese golpe, en esa cicatriz, en ese agujero; está la puta fuerza que nos sostendrá por siempre. Porque si y porque no nos queda otra más que ser fuertes y poder con todo. 

Porque somos varias y de a poco nos cruzamos y nos vamos ayudando a mantenernos sin padre ni madre y a veces hasta sin sueños pero con una fiereza que hasta hace pasar de largo a la mismísima muerte.