lunes, 7 de marzo de 2022

La noche de 12 años

"de nuestra ausencia, triste y cruel". 
La partida. Los Olimareños.




Escribir salva
Me decías eso Mir
Y hoy fue un día donde necesité un salvavidas
Y vi "La Noche de 12 Años". Una película en clave documental que cuenta como en un otoño de 1973, nueve presos tupamaros son sacados de sus celdas de manera clandestina y a tres de ellos los someten bajo una orden que hiela los huesos: "Como no pudimos matarles, vamos a volverles locos".
Y vi como
Escribir y saber hacerlo
Leer 
En parte salvó la vida de esos tres compatriotas
12 años
Te tapan en vida y volvés presidente
Esa garra charrúa que me ponderabas, Mir
Siempre teniendo razón amiga
Siempre extrañándote
como siempre.

viernes, 25 de febrero de 2022

Las nubes, los gusanos y las moscas. A Rodrigo Conti, in memoriam


"Quiero pedirles que vuelvan conmigo".
Los Chicos. Calamaro.



Me pregunto si las moscas o los gusanos se están comiendo a Sol o a la dra. Mir o a la madre de mi amiga que es más chica que yo y se quedó sola. Me pregunto si la vida puede ser algo que al fin y al cabo termine más o menos igual que una bolsa de residuos. Me pregunto si hay manera de evitarlo y si creernos inmortales puede salvarnos.


Me pregunté siempre desde mi visión psi cuánto de verdad hay en esa premisa freudiana que dice que toda muerte es un suicidio disfrazado.


Siempre me puse del lado de los que se van. Por qué. Por qué no piensan en sus hijos, amigos, gente que los quiere. 


Hasta que vos Rodri, hace semana y algo, hiciste cuerpo esa foto con tu moto, los ojos al infinito y el deseo de que te de el viento en la cara. 




Rodri, ni llegabas a llevarme diez años, eras mil veces más sano que yo, más ordenado y más metódico. Aunque eras Géminis, como siempre te decía. 


Hace menos de un mes nos escribimos. Me agradeciste unas palabras sobre tu hermano que había muerto hace poco y yo agradecí una vez más tu amistad. Hablamos de la carpeta de proyectos que aún está en mi notebook, que se llama rodriyclarialcuadrado; si otro chiste astrológico más. 


Y de repente me entero de que te dio un ACV. Y de que tu estado es crítico. Y me desespero, prendo velas, lloro, armo cadenas de oración porque mi ateísmo se diluye a veces. Y le escribo a esa mujer gigante que tenés por esposa y le digo que cuente conmigo. Y ella con una dulzura impensada en ese vértigo me agradece y me habla. 


Lloro.


Al día siguiente un colega me textea: “Lamentablemente falleció”. 

Lloré. 

Le pedí perdón a mi gato porque se asusta cuando lloro.

Me fui a la terraza a hablarle al cielo. A hablarte.

Y por primera vez pensé en qué es lo que nosotros no hacemos para que personas como vos no se banquen un poco más de este lado. Que está fatal pero del que, al menos tenemos certeza. 


Bajé de la terraza y me puse a buckupear todos los videos que le hiciste a tus hijos.

Miré mi teléfono y vi que en esa hora inenarrable donde te estabas yendo -quiero creer a una nube que te deje cruzártelo al Diego-

yo estaba sacando fotos y había un arcoíris.


Me dio algo de paz ese último café que tomamos antes de la pandemia. Poder decirte "gracias amigo" por tantas cosas.

Y me la sacó pensar qué carajo te estaba haciendo doler tanto.


Pensé en tu trabajo y en tu vocación y en que ese profesionalismo del que hablamos horas, parece demasiadas veces jugar en contra.

Lloro otra vez.

Pero me digo que por tu memoria, tengo que aguantar. 

Por algo esta semana me animé a decirle a una amiga que no estaba tan bien como con éxito aparentaba.


Vuelvo a mirar nuestros últimos chats.

Me parece mentira oírte aun. 

Me enorgullece que cada persona con la que hablo me dice las mismas palabras de vos: “Un buen tipo”. ¡Como si necesitase confirmarlo!


Y ahora lloro de verdad. Porque recién cuando pongo en palabras este tormento de estados, la realidad se desanuda un poco y me permito mermar el dolor.

Y vuelvo a entender una vez más porque la dra Mir me decía que “escribir salva”. Y lloro también porque no estás.


O si. Estás. 


Están


Espero que en algún lugar donde todo lo que les jodía de este mondo cane ya no exista. Y en donde no haya gusanos ni moscas. Solamente caminos de nubes inacabables para que vayan de una a otra, a decir de Onetti, “combatiendo la idea de que ni los pasados pueden conservarse inmutables”entreteniendo por siempre su inquieta y persistente eternidad. 

jueves, 24 de febrero de 2022

Nada que tenga alas


"Ciudad de San Jorge, linda y centenaria".

'Beto' Suaid.

Volvía caminando a casa y una nube imponente se cruzó conmigo en este paraje donde esas circunstancias no abundan. Digo, la de cruzarse con algo imponente.

El único error que le recrimino a mi abuelo es haberse establecido en este pueblo.

Como a mi madre, el hecho de que haya vuelto para preservar a sus viejos, también en este pueblo. Pueblo al que llamo aldea para reírme a tientas de eso que llaman destino. 

Este pueblo por algo está en un pozo (geográficamente hablando) y venera a un tipo al que llaman glorioso pese a que murió martirizado.

Ah por cierto, a un tipo que mató a un dragón. Todo lo que tenga alas, acá molesta.

Sacar fotos del cielo, aprender a ver lo que no venía viendo aun en el caos, sanarme algo, recuperar la relación con mi vieja, animarme a cantar, volver al yoga y a los deportes de puntería. Escribir, siempre escribir. Un stop obligado entre Rosario, Buenos Aires, Mendoza y otra vez Buenos Aires. Uno que necesitaba para dejar de dar (tantas) vueltas y saber donde quiero estar; al menos la mayor parte del tiempo. 

Solo eso y tanto como eso valoro de mi estancia obligada y pandémica en este espacio de tierra en el Oeste de Santa Fe. Venderé todo lo que tenga que vender en esta aldea, y me llevaré a mi misma, a mis gatos y a mi vieja. Y a mi viejo, a mis abuelos y a mi tío Pablo (me llevaré sus cenizas, o lo que quede de ellos cuando haga el trámite en el cementerio local) a un lugar con mar, con vida, sin martirios y sobre todo al que no le molesten las alas.

sábado, 22 de enero de 2022

Saber de vos, llorar. Papá

 "El eclipse no fue parcial"
 para tres. Gustavo Cerati.


¿Viste cuando lloras pero lloras por todo?

¿Cuando lloras porque te pasa esa sensación tan extraña e inusual de algo atragantándose en tu garganta y explotándote por las pupilas?

¿Cuando lloras por algo que ni siquiera tiene que ver con ese prodigio que logra mojarte los ojos tan bien blindados?


Eso me pasó hoy.


Cuando Julio, el amigo de mi viejo, me dijo que se sentía en falta conmigo por no haber hecho algo antes (no importa el tema que venía a cuento).


“Tendría que haber llamado ayer o antes de ayer pero el calor me tiene mal,  me siento en falta con vos”.

Eso me dijo Julio.


Y a los dos minutos corté con una salida graciosa porque no, no aguantaba más las lágrimas.


No es tristeza, 

o si, pero es de antes.


Es emocionarme por saberme querida por alguien que te quiere, papá

Y a quien vos quisiste.


Es sentir que aún aunque no lo note, desde alguna nube, 

compensas en algo el haberme dejado tan sola, tan chica, tan niña.


En este mundo donde tu falta se hace aún más grande.


Donde hace un mes, un mar y alguien mas me hicieron reír por más que sobre alcohol y falten tangos

O las dos cosas

O no sé.


Hasta que vos me lo aclares.

martes, 11 de enero de 2022

Feliz eternidad, Papá

“Las manos de mi padre protegiéndome del mundo entero”. 

El Viaje. Agarrate Catalina.




Creo que me acuerdo de tu último cumpleaños. Un día como hoy, hace tiempo. Estabas vivo. 
Como cuando pese a tus dos accidentes no usabas bastón delante mío porque no me gustaba y te aguantabas el dolor, ese día de enero, con un sol que rajaba la tierra, comiste los tallarines que yo te había preparado en mis clases de cocina. 

Hacía un tiempo, pasando las fiestas, en que decías que te costaba tragar, ergo comer. En mi cabeza aún de niña y de 11 años, pensé que eso no podía pasar con tu comida preferida y menos si la preparaba yo! No entendía que lo que te jodía ahí en el medio del cuerpo era el puto cáncer…

Nunca me gustó cocinar. No me gusta. Pero guardo al día de hoy las fotos que me sacaste con cada plato que hice en mis tres meses de clases de cocina y decoración. 

Y guardo también tu sonrisa hermosa viendo esos tallarines cual torta de cumpleaños, terminándote toda la porción. Con tus ojos verdes como saltando y tus mejillas que iban del blanco al rojo. 

Sonreías
Siempre lo hiciste
Nunca ni siquiera la última vez, te vi bajar la guardia al menos frente a mi.

Será por eso que pese al tiempo, en algún lugar te sé vivo, de otra forma, quién sabe cómo, pero vivo, sonriente y con esa fuerza que te volvía (mi) superhéroe. 

Si el puto cáncer
El pucho
Lo que vos llamabas la buena vida,
No te hubiesen cobrado al contado la cuenta, tendrías 90 largos. Vos decías que no querías que te viera viejito. 

Ay papi. Daría lo posible y lo imposible por verte. Por un abrazo más. Por sentir que entre tus brazos de verdad era invencible.
Por decirte que te reconocería defectos si tuviese(s) alguno.
Por oír tu voz llamándome -Clarisita-.
Por volver a cocinar para vos.

Quiero llevarte a Uruguay este año. Nos lo prometimos de algún modo. Quiero sentir que tus años ya no se cumplen porque sos “condannatamente” eterno.

Porque sos dueño de una parte del cielo en donde todos los días te sentas a mirarme todavía crecer, con tus infinitos inmensos hermosos ojos verdes. (¡Como los míos!).