martes, 11 de enero de 2022

Feliz eternidad, Papá

“Las manos de mi padre protegiéndome del mundo entero”. 

El Viaje. Agarrate Catalina.




Creo que me acuerdo de tu último cumpleaños. Un día como hoy, hace tiempo. Estabas vivo. 
Como cuando pese a tus dos accidentes no usabas bastón delante mío porque no me gustaba y te aguantabas el dolor, ese día de enero, con un sol que rajaba la tierra, comiste los tallarines que yo te había preparado en mis clases de cocina. 

Hacía un tiempo, pasando las fiestas, en que decías que te costaba tragar, ergo comer. En mi cabeza aún de niña y de 11 años, pensé que eso no podía pasar con tu comida preferida y menos si la preparaba yo! No entendía que lo que te jodía ahí en el medio del cuerpo era el puto cáncer…

Nunca me gustó cocinar. No me gusta. Pero guardo al día de hoy las fotos que me sacaste con cada plato que hice en mis tres meses de clases de cocina y decoración. 

Y guardo también tu sonrisa hermosa viendo esos tallarines cual torta de cumpleaños, terminándote toda la porción. Con tus ojos verdes como saltando y tus mejillas que iban del blanco al rojo. 

Sonreías
Siempre lo hiciste
Nunca ni siquiera la última vez, te vi bajar la guardia al menos frente a mi.

Será por eso que pese al tiempo, en algún lugar te sé vivo, de otra forma, quién sabe cómo, pero vivo, sonriente y con esa fuerza que te volvía (mi) superhéroe. 

Si el puto cáncer
El pucho
Lo que vos llamabas la buena vida,
No te hubiesen cobrado al contado la cuenta, tendrías 90 largos. Vos decías que no querías que te viera viejito. 

Ay papi. Daría lo posible y lo imposible por verte. Por un abrazo más. Por sentir que entre tus brazos de verdad era invencible.
Por decirte que te reconocería defectos si tuviese(s) alguno.
Por oír tu voz llamándome -Clarisita-.
Por volver a cocinar para vos.

Quiero llevarte a Uruguay este año. Nos lo prometimos de algún modo. Quiero sentir que tus años ya no se cumplen porque sos “condannatamente” eterno.

Porque sos dueño de una parte del cielo en donde todos los días te sentas a mirarme todavía crecer, con tus infinitos inmensos hermosos ojos verdes. (¡Como los míos!).