martes, 16 de junio de 2020

Cumpleaños

Mayo de 2019, Buenos Aires




Tenía un star tack azul.
Cumplía años.
Cuando se lo dijo, él se paró y le dio un beso.
Esas tres amigas que la esperaban junto a un "novio" cordobés que tenía esa única virtud, hoy ya no son.

María dirige un servicio psicológico de urgencia. Ella que casi se mata cuando la dejó el novio porque "ahora no era virgen". Un ahorcado por semana. 

Elenita, la que le creyó a la madre que se moría y entonces se casó y tuvo un bebé y, ¡¡¡mirá acá está el nieto que tu hijo no te da!!! Pero la madre vive. Sigue eligiendo a su hermano. Y a ella ni siquiera le gustan los chicos.

Ceci que hizo igual que Elenita. Porque siempre hizo todo igual, aunque su madre no le diga que está por morir y no muera.
Ah, el Cordobés. Es remisero y no puede bailar medio cuarteto porque se infarta de obeso. 

Trece años después solo ella y él siguen.  O tal vez recién empiecen. Pero en ese cuadro, siguen siendo y no llegaron a perderse.  

Ella guarda la remera con la que lo conoció. Ella sabe que cada año que cumplió en estos 13 que pasaron, siempre cerca de las 9 de la noche; recordó continuamente sus inacabables ojos celestes.

lunes, 18 de mayo de 2020

Ser dios y cuidarte


Buenos Aires, finales de 2008.
Para una reina infinita
La hija de la lágrima sobrepuesta.



Princesa grande de añitos pequeños, espejito de alma, ternura que no te cabe en el cuerpo. 

Reina de vida y de amores infinitos y adaptados, fuerte sin perder tu gracia, capaz de tapar los hoyos del más bajo de los infiernos, chiquita superpoderosa, damita encantada resistiendo a la vida que te empuja.

Si supieras, si entendieras el amor inmenso que me generás, si supieras lo feliz que soy cada  vez que te abrazo y dejo mi cabeza apoyada a la tuya y juego con tu pelo. 

Sentir esa ternura inalterable, pedirle a dios que te guarde, querer ser dios y cuidarte.



domingo, 3 de mayo de 2020

Escribir, salva. A la dra. Mirta Núñez, in memoriam



Veo tu lámpara de sal, tus fotos del paisito, tu humor ácido, tu amor por la lectura y por los gatos. Veo en fotos todo eso que teníamos en común con tu "amiga joven" como solías decirme.

Veo acá, en esta casa, el mouse que me regalaste para que mi vieja aprendiera a usar la notebook.

Veo las fotos de Mafalda y del jardín japonés que tanto nos gustaban.
Recuerdo la primera nota mía que compartiste sobre las madres, cuando yo trabajaba en Narcisa. Así comenzó nuestra andariega amistad.

Recuerdo tus notas justificando nuestras geminiadas y tu insistencia en que no debía ni debo dar explicaciones por no querer ser madre.

Recuerdo conocer a Byung-Chul Han gracias a vos y hablar de la destinología y hasta de "Tan Biónica".

Recuerdo nuestros intercambios de links con lecturas, cursos, capacitaciones y libros y haber conocido Coursera gracias a vos.

Recuerdo hablar de "El cuarteto de nos" y de que le empezaste a hacer un espacio a Cerati porque te había impresionado lo que yo describía de el y de su música.

Recuerdo hablar de tangos y de Telegram y de las apps para meditar; todo en un mismo chat. Y tu fascinación por los héroes de los Andes.

Los parecidos entre nuestros viejos y la frase que me regalaste hace poco menos de un año, cuando estabas viva dra. Mir, como solía llamarte y que hoy, uso en los talleres literarios: "Escribir, salva".

Por eso ahora aún sin poder creer que ya no estás de este lado del mundo, habiéndome enterado hace un rato, hago lo único que sé hacer cuando no puedo hacer nada más.
Escribir.
Como una forma mínima pero persistente de salvar nuestros recuerdos y tu brillante e inmortal memoria.

Tenías razón dra. Mir. Escribir, salva.
Siempre salva.

miércoles, 29 de abril de 2020

"Y desamordazarte y regresarte"

                                      Abril de 2018, en esa aldea llamada San Jorge.



Me sigue resultando increíble que entre vos y yo haya una pared y un mármol y algo de madera. Todavía tengo intacta la ilusión boba de que si abro el cajón tu cuerpo va a estar ahí como la última vez que lo vi. Y voy a poder abrazarte como si nada.

Pero ahora puedo hablarte. Me siento frente a tu tumba y te cuento mis derrapes, mis miedos y mis traumas. Y el día está horrible, casi tan feo como ese en que te fuiste.

Pero cuando digo que quisiera un abrazo sale el sol con todo. Y lo siento. Y quiero creer que me haces un guiño desde algún lado. Y te digo que me fui de pista. Que tengo una pelea con el tiempo.

Y te prometo llevarte al paisito de nuevo. Tu paisito. El mío. Ese que nos hace en parte todo lo bueno y lo malo que tenemos.

Y hasta te confieso mis miedos papá. Ahora que me animo a acercarme como puedo. Después de todo siempre estuviste ahí. En esa tumba que seguirá sin nombre. Esperándome.

miércoles, 1 de abril de 2020

Solo para no morirme, sin vos

"Guardo un recoveco en el alma
que recuerda tu cara como nadie la vio".
                                                               Por el bien de los dos.
Coti.





Sin vos y todo lo que tu vos generó, hizo, trituró y generó
nunca hubiese escrito Palermo 10 AM
ni mucho menos lo hubiese presentado en un concurso
ni lo hubiese publicado
ni me hubiese metido en un taller literario para trabajar con eso.

Nunca hubiese arrancado con La piba invisible.

Nunca hubiese dado los talleres literarios en Kumelen.

Ni mucho menos, ahora en Mar del Plata; donde soy tapa en el diario más importante y me dicen escritora y hasta docente. Y en donde armé con una amiga un Club de Cultura. Ni más ni menos.

Palermo 10 AM fue lo único que después de vos, me salvó de verdad la vida. Porque pude matarme en el cuento pero seguir viviendo o sobreviviendo acá, de este lado del mundo.

"Es muy fuerte que digas que te mataste en el cuento para no morirte", me dijo una amiga por chat hace un rato. Y me hizo notar que un día como hoy pero hace mucho muchísimo tiempo, un día antes del dos de abril; empezaba a escribir Palermo 10 AM. "El cuento que me pasaste empieza el 1 de abril y hoy es 1 de abril", señaló. Si lo siguiéramos, hubiésemos dicho "a Jung le gusta esto".

Quemado, gris, muerto; me salvó de vos.

Escribir, salva.

Palermo 10 AM era lo único que me quedaba después de ver cómo el hombre de mi vida, el que me había dicho que quería estar conmigo; se casaba con otra. Aunque al día de hoy te hayas separado y a esa otra le haya quedado mi nombre en sus fotos de casamiento cuando alguien le dijo que vos me querías a mi y no a ella.

Escribir fue la única forma de sacarme el dolor, la rabia, la desazón, la angustia clavada en el medio de eso que llaman alma. Fue hacer pie de nuevo cuando sentí que el mundo se me caía, se me abría o tragaba. O todo eso junto.

El mundo conocido, dicen, ahora cambió y todos están desorientados.
A mí me pasó antes. Y me pasó el 4 de noviembre. Y en 2017. 

Ya tengo mapas, coordenadas y planes a, b y c para cuando el mundo empieza a ser ancho y ajeno.

El otro día le dije a un amigo que como dice la canción de Sabina "tengo un máster en desengaños". Aunque lo que tengo es un máster en defender la alegría como una trinchera. Y no es esta la excepción.

Por vos escribo, al menos de otro modo, no como escribí desde que aprendí a hacerlo, para que quede en un cuaderno o en un pen drive.
Por vos me volví -sí, así me dicen- escritora.
Y mucho más lectora, cuando me caías con pilas de libros que "Claire tenés que leer si o si" o me mandabas las recomendaciones por mail cuando yo aún vivía en Rosario.

Por eso se que de vos voy a escribir toda la vida (eternamente).
Sí, hubiera dejado todo esto por una vida con vos.
Pero no pasó.
Y entonces escribí.
Escribir, escribí solo para no morirme.


A July, porque gracias a ella, salió esto