viernes, 23 de octubre de 2020

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto

Caballito, 24 de marzo de 2010


 

La miro a ella, algo ebria, acurrucada en el taxi, me dice que está mal. Me miro a mi misma, inventando excusas para ver si lo veo o si me ve. Se fue el sábado, somos hermosas, yo tengo un short de satén que me queda perfecto, cruzo las piernas flacas arriba de los tacos de animal print y me miro cuando entro al departamento. Al menos soy linda y flaca, me digo. 

Paso lo que queda del domingo tratando de verlo pero inmóvil, en la cama, la notebook con Frida, el gato que duerme a los pies, la comida vegan, el mate, los diarios, los puchos y mis ganas de nada que no sea con el. No siento el viento, solo salgo a buscar cigarrillos y vuelvo a la pose vegetal. No doy ni lástima, no preocupo, no conmuevo, no despierto. 

Pienso que de no haber sido por el dr., hoy estaría agarrándome de los pelos. Lo odio, lo amo, lo odio, lo amo. Quiero que todo se arregle como si me despertara de un sueño feo y rabioso. 

Leo boludeces sobre las almas gemelas en sitios de internet de mala calaña. Le escribo cosas que jamás verá, busco el mail donde dice que me quiere, lo leo, pero no me sirve. Nadie me abraza los huesos en este día. Nadie me los abraza hace mucho.

Tengo que respirar por mi, nadie va a hacerlo. Miro alrededor y digo -ok arranquemos. Miro y no veo nada, solo escucho el tic tac de las teclas. Nada parece hoy muy vivo que digamos. 

Sigo escribiendo, como si en cada palabra algo de esta sensación pesada que me ocupa, se fuera disipando. Escribir, salva. Pienso en mi amiga y en mi, nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, amiga, tratemos de seguir vivas, aunque hay veces en que no se cómo se hace.


viernes, 18 de septiembre de 2020

La peor de tus frases de amor

"Como me cuesta quererte

Me cuesta perderte

Me cuesta olvidar".

Un país con el nombre de un río. Jorge Drexler.




No. Ni vos ni yo pensamos en una pandemia. Yo quemé todo y te dije muerto. Vos, te hiciste humo.

Pero la situación de somos instantes más que nunca hizo que por otros, hablemos. Aunque por enésima vez nos hubiésemos jurado que nunca más. Por él, que yo se que me presentaste en una nochebuena hace añares en un almuerzo en Palermo. Él, que ordenó al menos por unos días, eso que llamás "tu Tetris".

Y yo que te había dicho lo que jamás perdonaría que me dijesen. Y vos que me hablás porque "estoquenosabemosquees" pero que nos evita explicaciones en lo importante.

Entonces casa. Hijos. Depresión. Tu vieja y mi vieja.

Todo lo entiendo. Nada explicás.

Y entonces Felisberto te reivindica. Y entonces, al fin; tu novela.

Y tú "incluso antes de conocerte". Como poniéndole palabras a eso que algunas amigas usaban a modo de chiste: Antes de Clarisa y después de Clarisa. Como si yo no tuviese un antes de vos y un después de vos...

¿Qué es esto que es tan fuerte? Empiezo a entender entonces, la peor de tus frases de amor...

 “No te pusiste a pensar por que cada vez que nos encontramos voy y me meto con cualquiera y le hago un hijo”. Eso me largaste por teléfono porque te llevo seis meses decirme que “esto es tan fuerte, es para que lo dimensiones”. 

Me sentí un monstruo despreciable durante esos seis meses. Hasta que explicaste esa que fue la peor (y creo que la única que te salió de las vísceras, enferma pero genuina) de tus frases de amor. 

lunes, 31 de agosto de 2020

A mi gatito RAM, in memoriam

"Supongo que nadie se va del todo, espero que exista algún lugar".

Los chicos. Calamaro.


 

Acaricio los rasguños que dejaste en sillones y maderas. Le digo a mi vieja que "no voy a vender esta mesa, tiene las uñitas de RAM". Hablo con mi amiga Luchy y me da la idea de que ponga un árbol sobre ese lugar donde no quiero creer aún que está tu cuerpito de gatito. Para que nazcas de nuevo y cuando haya un tronco, lo abrace sabiendo que hay algo de vos ahí. 

Si, supongo que nadie se va del todo como dice Andrés. Pero no fui ni quiero ir del otro lado para ver si es tan así. Hoy fui a dormir y no estabas arañando y ronroneando, cuidando mis sueños. Hoy trabajaba en la compu y no estaban tus coquitos en mis pies. Me faltás dolorosamente. Siento un ruido en la puerta del escritorio y creo que sos vos desde el más allá gatuno diciéndome 'acá estoy mami'.

Busco explicaciones ante tu puta muerte.  Llegaste en 2017 y me acompañaste en lo que fue la segunda temporada más heavy de mi vida. Me da la sensación de que pensaste "ya está otra vez siendo la Clarisa de siempre" y diste tu llamémosla misión, por concluida. 

Gatito, ¿cómo decirte que nunca estaría lista para que no estés? ¿que quería llevarte al mar y a conocer el paisito y que nos mudáramos juntos? 

Como decirte que vendrás conmigo, como plantita, como sea. Porque yo a esa huesuda hija de puta, siempre, como sea; se la termino ganando.

martes, 25 de agosto de 2020

Donde se me partió la vida...

- no se trata de amor
damos la vida-
Idea Vilariño. El amor.


Dicen que todos tenemos una fecha y una hora en donde se nos partió la vida (yo, tengo varias). Una de esas fechas fue hace 13 años, cuando un día como hoy, me llegó un mail tuyo invitándome a salir. 

Puedo y recuerdo con puntos y comas mi humanidad sentada frente a la PC, en mi departamento de Caballito, ese instante en que me quedé como fuera del tiempo. Leyéndote una y otra vez para convencerme. Entrando al link donde me compartías una selección de lo que más te gustaba de Idea Vilariño.

Leyendo diez líneas de un correo electrónico que juro, al día de hoy me sé de memoria. 

Y juro también, puede estar, como ahora, el mundo incendiándose; pero igual me acuerdo. 

Los cuatro días que transcurrieron hasta esa primera salida, también los sé de memoria. El derrotero para elegir mi ropa, perfume, zapatos. Creo que fue la única vez en mi vida en que fui perfectamente puntual. Cuando pasaste a buscarme, estaba lista hacía diez minutos.

Guardo el recorrido en tu auto, el restaurante armenio, el aire de Palermo, tus besos antes de dejarme en la puerta de casa.

Guardo. Te guardo a vos cuando pudiste. Guardo eso que hizo que, como decís, "pasáramos a otro nivel". 

Guardo tus ojos como nunca nadie los vio ni los va a ver.

Nadie, excepto yo.

Guardo ese momento en que mi vida se detuvo, en un antes y un después. Y nunca voy a dejar de guardarlo.

domingo, 9 de agosto de 2020

La muerte jode (parte2)

 


Son las 5.43 de la mañana y como cada vez que hay luna llena y tengo insomnio, pongo en el iPad una serie de tangos y hago como que los canto con mi viejo. Después veo de adelantar el laburo y de leer o estudiar y en el medio escribo. Como siempre, escribo. 

Hace dos días casi se muere mi gato. Hubo que drenarle los pulmones. Igual que a mi abuelo. Igual que a mi viejo. Igual que a tu viejo. 

Te lo conté y contra todos los pronósticos me acompañaste. Mi gato está bien. Vos me dijiste que él parecía un peluche y yo, un erizo. ¿Tanto te jode que tenga carácter? 

Unas horas antes de la operación me encontré un panadero. No pude evitar el link con "The Blower s Daughter", nuestra primera canción. Lo sostuve en mi mano, salí al patio y lo soplé con fuerza: "Decile a mi papá que quiero que mi gatito se salve".

No quería que mi gato se muera, si todavía creo que cuando pase la cuarentena voy a ir a ver a la Dra Mir y si cuando me aparecen nuestras recomendaciones compartidas no creo o no caigo de que esté muerta. El otro día le dije a mi amiga Sole que estaba dando mas pésames que saludos. Padres de amigas, vecinos, amigas. 

Yo odio tanto a la muerte que se que van a pasar añares sin cruzarla. Pero la muerte jode, la muerte de los otros, de los que querés, de los que te importan.

Hace un mes murió en un accidente la gatita de mi sobrina adoptiva. "No puedo llorar porque estoy medicada", le dije a mi amiga. Pero por dentro, sabe dios.

Y vuelvo a mi carpeta de laburo y de estudio. Y canto una vez más con vos, "por una cabeza, todas las locuras". 

Y mando besos a ese cielo donde estarás y donde están todos.

Y me guiñas el ojo como siempre...