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sábado, 7 de diciembre de 2019

Río marrón

"Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle
".
Elegir mi paisaje. Benedetti.





Necesitaba agua. El río de siempre y colgar en el horizonte de islas y de puente.

Necesitaba ese río marrón como el de la canción de Fandermole.

Necesitaba entender que mi tía Yaya tenía razón. Bastante.

Que Buenos Aires fue más que nada una idea de alguien que me dijo que no me quede comiendo galletitas maná en una redacción y engordando y que hoy está gordo y depende de una empresa que no es la suya.

De alguien que tiempo después me acusó de haber "llegado tarde" a esa ciudad que es la suya. Pero no la mía.

Hoy. Mirando ese río que en Buenos Aires no puede verse, entendí que ver el puente es mi viejo diciendo que entrando a Entre Ríos ya se sentía mejor porque Uruguay estaba más cerca.

Cambié  una ciudad donde me encuentro por otra que está sitiada.

Hice la boludez Acme por un tipo al que como también el padre se le murió a la misma edad y de la misma forma que a mi, seguramente iba a entenderme.
Pretensión infantil siendo que no se entiende ni él.

Hoy vi el río otra vez, entendí todo.

Cuando entiendo, puedo con todo.

También con las partes más desastrosas que tengo.

Dios ha muerto Viva Dios


Cantaba encapuchado con su guitarra en la peatonal de la Chicago argenta. Le decían el Dios Punk y pese a que se entiende, si hacía punk no iba a andar cantando bajito y sin estridencias, la gente se quejaba de su arte.

A esa misma gente que no le jode ver pibes pidiendo comida en esa misma peatonal, si la jodía un pibe con una guitarra.

El Dios Punk gritaba para que el No Future se asustara y dejara de morderle los talones. El Dios Punk se desgañitaba en un mundo donde "Suavecito", "Despacito" y todas las mierdas romeosánticas son 'del bien'.

El Dios Punk era fiel a sí mismo y solo por eso, merecía respeto.

El Dios Punk ignoró eso de que "Rosario es el arte y su condena". Pero la gente, esa gente de mierda, seguía pidiendo su expulsión.

Hace unos días, una de esas personas que sentís que conocés de otra vida y que la querés porque la querés y ya, me contó mientras me mostraba unos videos que el Dios Punk se había suicidado.

Me quedé como me quedo siempre ante la muerte, jodida y llena de preguntas. Porque la muerte jode.

En el video podía verse la mirada del Dios Punk increpando a sus detractores y cantándoles un tema de Arjona. Si, ese que a las mujeres nos cuestiona hasta la menstruación, nos dice putas por coger y hasta nos habla del aborto porque seguro que tiene útero y no lo sabemos.

El Dios Punk bajó la voz y el no future se lo tragó enterito. El Dios Punk era ya invisible, hasta para él mismo.

"Casi no se supo esto, Claire", me decía él; tan enojado como yo por lo que había pasado.

Toda esa gente de mierda tendrá que encontrar otra vida en la cual meterse, porque vida propia no tienen.

Dios ha muerto

¡Viva Dios!

miércoles, 24 de junio de 2015

Oración

"Soy de la orilla brava, del agua turbia y la correntada".
 Oración del Remanso. Jorge Fandermole. 

Cuando empieza el frío me cuesta más levantarme que de costumbre. 
Quisiera que la frazada se prolongue toda hasta no se donde y que de a poquito me sorprenda el nuevo día.

Pero sin embargo hoy a la mañana, entre tantas estrategias que usa, mi pareja decidió poner a sonar uno de los temas que más me gusta.

Oración del remanso es como una suerte de himno para quienes alguna vez vivimos en Rosario. Es una canción del río largo ancho y marrón que parte en dos una ciudad y un tiempo y es un pedido desesperado para volver y para seguir siendo.

Pude acostumbrarme a todas mis mudanzas, viajes y escapadas nómadas. Pero siempre extrañé ese río inabarcable, esas islas recortadas en la bajada del parque España, el agua que pasa y pasa impávida. 

Siempre necesité ver agua ante mis narices, paradójico en alguien que sabe nadar apenas.

Y así fue como me quedé un rato más pensando. Rosario es como esos ex de la adolescencia que te hacían parir pero que vos los querías igual. Rosario es el lugar donde todavía quedan las amigas que me entienden con una mirada y a las que les escribo cada cuatro meses pero "entienden".

Rosario es el lugar que tiene pedacitos de mi historia. Rosario todavía es el lugar desde donde un día decidí irme.

Somos lo que nos falta me dijo hace poco una amiga y de algún modo puedo hilar mi agujero existencial pensando que soy un poco eso. 

Querer lo que no se tiene, haciéndose nudos en la panza por lo perdido, mientras el río sigue pasando.


lunes, 12 de agosto de 2013

La muerte jode


Nunca estamos preparados para la muerte. Ni hay nada en este mundo, al menos que yo conozca, que pueda remediar un poco la falta, la pérdida, el saber que alguien ya no va a estar.

Hace una semana, la noticia de la explosión en Rosario me impactó. Luego del shock, me tocó escribir, como siempre. Una ha escrito sobre casi todos los temas, pero no hay  con que darle; la muerte jode. Jode mucho.

Leer el último posteo de un pibe más chico que yo que hablaba de ir a votar y no llegó nunca, ver como una piba que tenía casi mi edad no va a llegar a armar su exposición, leer los mensajes desesperados de padres y amigos y anónimos que esperan un milagro. Bucear un rato en esas vidas que ya no son, en mi caso es un trabajo pero eso no me garantiza inmunidad.

Toda la semana tuve una sensación de angustia. Una sensación de angustia de mierda.

Tal vez la cercanía me jugó más en contra. A pocas cuadras de ahí yo iba de mi analista. Bajaba al río a reflexionar sobre bueyes perdidos, me colgaba mirando el Paraná y las islas o comía una pizza en Anajuana con mi vieja.

¿Cómo carajo voló todo? ¿Qué capítulo me perdí?

Somos nada, somos finitos, frágiles, débiles. Estamos acá un rato y nada es seguro. Apenas lo que vivimos, cada minuto. Apenas lo que nos gusta hacer y que tanto defendemos. Apenas aquellos que queremos, la persona que amamos.

No hay mucho más.

Es sencillo.

Y lo  olvidamos tan a menudo.