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miércoles, 6 de agosto de 2025

A Laura Bartolacci (in Memoriam)


“Everybody hurts, sometimes”

REM

Everybody hurts

"I'm so happy 'cause today I found my friends

They're in my head" 

Nirvana

Lithium



Lala
Lalapom
Claripom
Mina
Aimalone
Llamarte desesperada el día en que Rosario voló por los aires para saber que vivías.

Irnos a Jujuy y Bolivia y llorar al llegar a La Higuera. Los viajes a Entre Ríos cuando no sabíamos qué hacer porque todos hacían `la siesta`. Buenos Aires. Chandon.

Compartir tarotista y homeópata
Buscarnos novios
Hacer dietas delirantes
Fumar como murciélagos porque con no se cuántas marquillas de Lucky nos daban cd's (Nirvana MTV Unplugged y REM; habíamos elegido)
Pelearnos
Amigarnos
Oír charlas con vasos por una puerta en modo Chavo del 8
Decirme que íbamos a envejecer en ese diario mientras yo pensaba que eras la reina del aburrimiento
Taura. Las fiestas. Soda y el Indio
Armar colectas y días del niño en el culo del mundo conocido, como sea.

Estar en Purmamarca y correr llamas. Pd: Vos las corrías
Tener que coquear
Que nos den ataques de pánico juntas a 3mil metros de altura
Mi primer jefa y también amiga.

Cinco años compartiendo ese micro mundo que solo existe en una redacción
Siempre te llamaba para tu cumpleaños
No se qué cosa tonta hizo que hace un par de años no nos hablemos mas
Y hace nada, enterarme de que moriste.

Lala
Lo escribo y no lo creo
Lala
Mi querida Lala
Mi capricornia
Mi Coloredo
Nuestro “abazzzo de teletubbi” como dos taradas.

Que alguien me diga que no es cierto
Que alguien en la nube en la que dormís, te diga que te extraño y que te quiero.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Todo junto, volviendo, de golpe

Hoy, la piba invisible soy yo y no un relato en tercera persona.

Hace unas horas, me enteré de la muerte de un compañero de trabajo. Periodista, amigote, compartimos habitáculo en mi último año en el diario La Capital. Y de repente, además de esa tristeza, esa pesadez fea de lo inexplicable, ese pensar en su hija, que tiene apenas 4 años más de los que yo tenía cuando el que se murió fue mi viejo...

Demasiadas cosas, todas juntas.

Saludé a algunos colegas y amigos que eran como él, compañeros en esa redacción. Y así, también de golpe, caí en la cuenta de que ahí, en ese edificio del año de ñaupa en calle Sarmiento, a unos metros de Córdoba, hubo y habrá por siempre cosas queridas.

El lugar donde hice mi primera nota, donde por primera vez me devolvieron una prueba impresa que tenía tanta corrección en rojo que parecía un semáforo, donde tuve mi primer asamblea, mis primeras puteadas con jefes, donde logré mi primera tapa, donde hice mi primer cierre, donde lo conocí a él, dónde podía llegar con cualquier cara (la que fuera) porque era casi una extensión de mi casa.

Entre esas paredes llenas de mármoles y bronces hay un pedacito mío de cuando yo empecé a contar historias. Ahí hay un buen puñado de gente que quiero. Los suficientes recuerdos y un pasillo para fumar a las apuradas; que nunca se van a perder.

Ni siquiera con la puta muerte.