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jueves, 26 de septiembre de 2024

Maravilla

"Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla".

Eduardo Galeano



Ya saben que adopto gatos negros

Ya saben que cuando la muerte te (me) ganó una cuando vos (yo) eras muy chica y apenas sabias que existía, te queda la necesidad de revancha

Hoy, 5 am, una de las gatitas, que se embarazó antes de que llegáramos a castrarla, empezó a tener a sus gatitos

A esa hora, de repente me vi con sangre 

placenta 

sabanas, y mil cosas que si me hubiesen dicho que debía hacer; lloraba y vomitaba. 

Todo lo que me da asco.

Pero lo hice

y dormí apenas una hora mas, pensando en como aun en todo esto la vida se abre paso

y allí duerme ella con sus bebes a quienes traje al mundo

y ahí me acuerdo de que nacieron el mismo día que hace 55 años se moría el tío Pablo (tío de mi Vieja que nació como yo un 2 de junio y que se murió y o dejó morir porque se le fue la mano con un veneno para alimañas).

el yaciente

sacar el muerto

con lo único que se puede

con la vida

con esa maravilla.

 





jueves, 5 de enero de 2023

Gatos negros

"No reconozco el punto justo donde hay que frenar". 

Pasos al costado. Turf.



Adopto gatos negros para salvarlos.
De que los maten. O de que nadie los quiera porque los creen portadores de mala suerte. O de que creyendo que son el diablo, los sacrifiquen.

Porque desde que se murió mi Viejo tengo un temita personal con la muerte.

Trato de arrebatarle todo lo que pueda. 
Además de a mi misma.

martes, 21 de junio de 2022

Volvimos a ser 5

 "Y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos
desesperada y heroica, consigue traer de nuevo a
sus padres, juntar nombres con rostros". 
La niebla. Agarrate Catalina.


"Si hacés que vuelva, vamos a volver a ser 5". Eso dije desesperada, mirando al cielo y con una foto de mi viejo dada vuelta entre súplica y amenaza cuando hace tres días, se perdió uno de mis gatos.

Junio es un mes bravo. Cumpleaños y Día del Padre, dos fechas en donde recordás aún más que al menos él no está de este lado del mundo. Para decirlo sin vueltas, que está muerto.

Sin embargo, hace unos diez días, algo cambió en ese patrón que parecía inamovible. Al lado de Ramsés Segundo, mi gato, apareció otro igual a él solo que más pequeño, parado en la terraza. Tenía hambre y frío. Con mi Vieja logramos bajarlo pese a la noche y el viento. Lo alimentamos y abrigamos, no tenía collar y una vecina nos dijo que lo adoptáramos porque había algunos gatitos que estaban por el barrio y no eran de nadie.

Eso hicimos. En una coordinación que pocas veces logramos mamá y yo, acondicionamos un cuarto para el nuevo minino al que coincidimos en bautizar Thor, llamamos a la veterinaria para que haga su ficha de salud y lo revise y finalmente le pusimos un collarcito para que se lo identifique como gatito con humanos responsables (me niego a decirme dueña de animales como si fuesen caramelos).

Pero el fin de semana, Thor quiso seguir a Ramsés y no volvió. No volvió por las 8 horas más largas que recuerde en este último tiempo. Entonces más allá de buscarlo y llamarlo y en la previa del Día del Padre, le pedí a mi Viejo que lo ayudara a volver a casa sano y salvo. 

Y casi sin pensarlo dije al aire que si volvía, volveríamos a ser 5 en esta casa en la que crecí y en la que vivo otra vez desde que empezó la pandemia.

Es que en este lugar que ahora se hace gigante, viví mi infancia con mis abuelos maternos, que estaban al lado y prácticamente con nosotros. Con mi Vieja y con mi Viejo hasta ese día en que se murió y yo dejé a la infancia bien encerrada en algún lugar para poder sobrevivir. Éramos 5. Quedamos 2. Aunque sumando a mis ahora dos gatos y a RAM, que vive en una parte del patio convertido en planta de glicinas, el número volvía a ser ese del origen, al menos del mío.

Cuando Thor volvió, además de llorar ahora porque había aparecido, le dije a mi Vieja esto que escribo. Por alguna razón ella terminó preguntándome si yo sentía que había hecho mal en dejar que mi viejo me viera días antes de morir, si no me había quedado yo con una impresión que me estaba cagando la vida. Le dije que para nada, que gracias a eso pude verlo por última vez con sus enormes ojos verdes abiertos y mirándome. 

Mi Vieja habló de cosas que cargó por años porque como bien me dijo "no estaba preparada para que tu papá se muera y menos cuando vos ni tenías 12 años". 

Después de esa charla que tal vez nos debíamos hace tiempo, fuimos a la plantita de RAM a saludarlo como cada noche. Acostamos a Ramsés y a Thor, cada uno en su camita. Le dije que la amaba mucho y me dijo que ella también. Y pese a que esta casa ahora esté en venta y estemos en planes de mudanza, sentimos ambas que, otra vez, estemos donde estemos, volvemos a ser 5.