Enojarse a veces borra cosas.
El quién sos está en la punta de la lengua.
Y a veces responder lo justo complica más que la vida misma.
El tiempo, la permanencia, lo que es hasta a prueba de nosotros mismos; me empezó a responder.
La que buscás entre miles de contactos para saludar en año nuevo. Esa soy.
Soy esa en quién pensás ahí cuando el tiempo que tanto jode cobra forma palpable y dice "365 días menos y otros 365 más". Cambia el año. Y pensás y querés saber y preguntar.
Pensás en mí.Soy esa a la que se lo decís.
Soy esa de la que los tuyos guardan cosas. Soy esa de la cual tu hija guarda un anillo con forma de corazón. Soy esa a la que se lo cuenta.
Sos ese a quien le dije que era horroroso quererlo, acostada al lado del tipo con el que me iba a ir a vivir al país con el nombre de un río. En su casa y en su cama. Con el teléfono escribiéndote a vos, ronquidos mediante.
Sos ese a quien se lo digo.
Somos la excepción a nuestras propias reglas. Seguimos siendo. Y todo, todo lo demás, es nada.