jueves, 2 de enero de 2020

Dos tiros en la cabeza

"Algunos confunden tener mucha noche con llegar siempre tarde".
Anónimo.




Cuando nos perdimos de cada una de nosotras y el mundo conocido fue extrañeza. Ancho y ajeno y sobre todo lo segundo.

Cuando pasó eso pensamos en ese tipo que nos había volado la cabeza, ese "first one". Ese Sr. Big (que se cansa de cagarle la vida a Carrie pero bueno es el Sr. Big). Ese Gustavo Bermúdez que rescataba lo que sea, desde una muda a una que se habían raptado unos turcos (que creo que eran árabes, obvio). Ese príncipe que llega para que no te conviertas en calabaza. Ese Di Caprio que te regala el pedazo de madera por más que se le vaya la vida en eso. Ese Echarri a prueba de balas, cárceles, masones y genetistas locos. 

Cualquiera de todos esos.

Pensamos en ese fucking first one. Y lo encontramos.

Y entonces intentamos.  Cada una de nosotras dos con cada uno, porque ellos ni deben recordar qué es el intento. 

Restaurar desde el inicio es algo que solo funciona con Windows. No con humanos. Volver al primer amor queda lindo en un tango de Gardel. 
A vos y a mi, nos salió como el culo. 

Pero como a todo le encontramos la puta vuelta y remamos hasta con escarbadientes, de este naufragio emocional también nos paramos con algo y mi analista y su paralelo de que volver al tipo que ya amaste, que ya te rompió, que ya había sido; es similar a darse un tiro en la cabeza etc. etc. etc.

Un tiro en la cabeza. Volver con. 
Uno y uno me dan dos. 
Dos tiros.

Y nadie se banca dos tiros en la cabeza.
Nadie, amiga.
Nadie.

Nadie, excepto nosotras.

Nosotras, si.

A Sole The One.