martes, 29 de enero de 2019

Y me reseteó una vez más

Siempre los subo a un pedestal porque de otra forma ni me fijaría. Pero a los 30  y algo no es lo mismo que a los 20 y algo. Hasta hace poco, me emperraba en tener una pareja y para tenerla primeramente debía creer que el tipo era lo más.

Después, tratar de que sea al menos un diez por ciento de esa proyección que mi cabeza confeccionaba para "quererlo". Y finalmente en ese hacer, lograr que las pocas cosas que le dan algún sentido a su existencia, pasaran por y bajo mi órbita como un reaseguro del nomepuededejar.

Claro que como el pedestal no existe y el resto es ingeniería de mi parte, el seguro termina fallando más tarde o más temprano. Claro que generar una relación dependiente termina volviéndose esclava de tu "idea" maravillosa.

Pero es fuerte la tentación de huir del amor así tal y como es. Ese que te pasa. Que no se elige. Que es.

Y entonces lloro y me angustio y me tildo como una pc en stand by. Y entonces, como en  cada tilde heavy que tuve, él aparece de alguna forma. Esta vez fue en un sueño donde terminante señaló -"Pero por favor! como vas a llorar por ese pelotudo?! si el amor de tu vida soy yo!". Y si, es el. Tiene ese poder de cambiar mi hora, mi día, mi vida.

"El amor de tu vida soy yo". Con una amiga reímos comparándolo con la famosa frase de "el hijo de Pierri": Pero boludo, mató a Ángeles.

Al despertar del sueño, lo desbloquee y le conté. El me contó que me había buscado en el chat para saludarme en año nuevo y yo le dije que eso no era porque sí. "Si me pongo a saludar a mis ex, termino en Reyes", tiré.

Tan habilidoso como yo para resolver problemas ajenos, ahí estaba yo, gracias a él, viendo todo tal cual era.
Al rato ya no lloraba.