sábado, 14 de abril de 2018

Muerte de mierda

Hace unos días, como si fuese un juego de eso que llaman destino y que me da tanta impotencia pensar que existe, la muerte como tal, me toca de cerca mientras sé que es abril, sé que en este mes papá se fue para siempre, sé que en este mes pero hace mucho, crecí en un día y para siempre.

Primero una persona conocida, no amiga pero que una conoce que me cuenta que un auto la atropelló. Luego conversar con la viuda de un ex colega que me contaba que del mismo modo en que vio irse a su marido mientras no llegaba una ambulancia, esta vez, salvó la vida de alguien que ni sabía quien era.

Antes de eso, la hermana de un escritor a quien quiero. Joven, clínicamente sana, tenía un merendero para pibes en Avellaneda y un día de la noche a la mañana, se muere.

Y el fin de semana, la hija y la mujer de otro colega, mueren en la ruta y él se salva raspando aunque que se yo si quedar vivo en estos casos es salvarse o todo lo contrario.

Lloré fuerte con otro colega y otro me habló del "odio de Dios" porque claro, un tipo bueno, compañero, solidario. ¿Por qué?

Y siempre pienso lo mismo, muerte de mierda. Muerte hija de re mil.

Y después un día me acuesto puteando al viejo, porque si, entre tanos las cosas son así y al otro día algo que me parecía un problema; parece arreglado "desde el cielo".

Pero sigo puteando porque no se, nadie sabe, que hay después. Y porque no saber no me gusta. Y por más que transmute, reordene y cicatrice; más allá de todo eso, MUERTE DE MIERDA.